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Con la rápida industrialización que está experimentando México, se ha vuelto más difícil para las empresas mantener la seguridad de los trabajadores.
Pero el Gobierno ha hecho poco para abordar este problema y lo más probable es que siga creciendo.
Y es que, México tiene un problema de seguridad ocupacional alarmante.
En 2016, fue uno de los países con mayor número de accidentes laborales y muertes.
De acuerdo con datos de la Secretaría del Trabajo, Previsión Social y Vivienda, en 2016 hubo 59,605 accidentes y 2,225 muertes en México por cuestiones relacionadas con el trabajo.
En este post, te hablaremos sobre accidentes laborales, qué son y cuántos tipos hay, entre otras cuestiones.
¿Quieres descubrir todo esto y mucho más?
No te pierdas lo que te vamos a contar a lo largo de las siguientes líneas.
¡Vamos allá!
En general, los accidentes de trabajo se definen como aquellos que ocurren en el lugar de trabajo o durante el trabajo, y generalmente son causados por una situación de riesgo, por lo que requieren atención médica.
Pero lo cierto es que existen diferentes tipos de accidentes de trabajo, como caídas, electrocución, contacto con sustancias nocivas y otros.
En este contexto, la legislación laboral mexicana establece que los accidentes de trabajo no se consideran accidentes si ocurren por culpa propia del trabajador.
Por eso, la Ley del Trabajo establece que si la responsabilidad no está clara, se atribuye al patrón.
De este modo, un accidente de trabajo puede ser considerado accidente si ocurre debido a una situación peligrosa en el lugar de trabajo o durante la jornada laboral. Si alguien se lastima por algo que él mismo hizo, esto no se considera un accidente de trabajo.
Realmente, los accidentes de trabajo son un problema importante en México.
Así que el país cuenta con una estricta legislación laboral para proteger a los trabajadores y prevenir accidentes.
A continuación, te hablaremos sobre qué tipos de accidentes laborales existen, cómo ocurren y las consecuencias de tener un accidente laboral.
Concretamente, los accidentes de trabajo se pueden clasificar en dos categorías diferentes: enfermedades profesionales y lesiones relacionadas con el trabajo.
Por una parte, una enfermedad profesional es una enfermedad causada por la exposición a sustancias peligrosas en el lugar de trabajo, como el asbesto o el polvo de sílice, que pueden provocar cáncer o problemas respiratorios crónicos.
Por otra parte, una lesión relacionada con el trabajo es una lesión física que ocurre durante el transcurso del empleo, como un accidente por resbalón y caída o una lesión por movimientos repetitivos como el síndrome del túnel carpiano.
Lo cierto es que la mayoría de las personas piensan que si se lesionan en el trabajo, automáticamente tendrán derecho a compensación laboral.
Aunque este no es siempre el caso.
Para ser elegible para una compensación, debe tener una lesión que esté cubierta por la Ley de Compensación para Trabajadores.
Esto incluye las lesiones causadas por un accidente de trabajo o una enfermedad profesional.
También incluye las lesiones causadas por un accidente automovilístico mientras se viaja en el curso del trabajo y las lesiones relacionadas con el embarazo o el parto.
Si no tiene una lesión cubierta por esta ley, entonces no tiene derecho a recibirla.
En realidad, no hay fecha límite para reportar un accidente de trabajo.
Es decir, los empleadores pueden ser considerados responsables de cualquier accidente que ocurra en el trabajo, incluso si no se informa.
Aunque los empleados deben informar un accidente lo antes posible, no es necesario hacerlo dentro de un período de tiempo específico.
Ciertamente, las causas más comunes de accidentes laborales son caídas, resbalones y tropiezos.
De hecho, estos tres tipos de accidentes representan la mayoría de todos los accidentes laborales.
Y es que, los accidentes de trabajo son una preocupación seria y causan mucho daño a las personas cada año.
Además de las lesiones que causan, también pueden costar mucho a las empresas en términos de pérdida de productividad, gastos médicos y costos legales. Todo esto puede evitarse si tomamos las debidas precauciones y no nos conformamos con las normas de seguridad.
En líneas generales, la prevención de riesgos laborales es una forma de seguro que ayuda a proteger a los trabajadores y sus dependientes si resultan lesionados o fallecen en un accidente de trabajo.
Así, este tipo de seguro paga los gastos médicos, rehabilitación, salarios perdidos y otros gastos relacionados con la lesión. Los dependientes del trabajador también pueden estar cubiertos por esta póliza si dependen económicamente del trabajador.
Además, muchos centros laborales cuentan con servicios médicos en los que son importantes especialistas que hayan cursado la carrera de medicina durante el tiempo que estipula el programa.
Por su parte, México ha establecido un marco normativo para la prevención de riesgos en el trabajo.
Y es que estas regulaciones están de acuerdo con los estándares internacionales y se han implementado para garantizar que los empleadores, empleados y trabajadores por cuenta propia sean conscientes de sus derechos y obligaciones.
La primera ley que regula la prevención de riesgos es la Ley Federal de Seguridad y Salud en el Trabajo (Ley Federal del Trabajo en Salud y Seguridad Ocupacional). Pues esta ley establece que los empleadores deben realizar una evaluación de riesgos antes de iniciar cualquier actividad laboral. De este modo, la evaluación debe actualizarse si hay cambios en el entorno de trabajo o si se introduce un nuevo peligro. Entonces, los empleadores también tienen la obligación de proporcionar información sobre los riesgos a sus empleados para que puedan tomar medidas preventivas.
Por otra parte, la segunda ley es la Ley Federal de Seguridad en el Trabajo (Leyes sobre Seguridad en el Trabajo). En concreto, esta ley regula las responsabilidades de los empresarios y trabajadores en relación con la seguridad en el trabajo. En este caso, la Dirección General de Seguridad y Salud en el Trabajo es la encargada de llevar a cabo estas actividades.
Finalmente, la tercera ley es la Ley Federal del Seguro Social (Ley del Seguro Social), que establece los derechos, obligaciones y prestaciones de los trabajadores por cuenta propia.
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